Una cosa es que me en este caso me parezca que utilizar el cuerpo de la mujer está justificado, puesto que se trata de ver cómo sienta el sujetador en cuestión, ya que es lo que anuncia (aunque los pechos del público puede que no sean tan estupendos y la imagen de la modelo genere falsas expectativas, pero ahí hoy no me voy a meter), y otra muy diferente, que cojan y lapiden esta imagen con una frase tan increíblemente machista como esta: “No sé cocinar. ¿A quién le importa?”.
Con este afán de alimentar estereotipos anticuados que nos presenta la marca de lencería Wonderbra, ¡¿quién necesita enemigos?!
En definitiva, nos está diciendo que para triunfar en la sociedad o bien tienes un busto como el de la modelo, o te compras el sujetador que anuncian para intentar tenerlo, o aprendes a cocinar, porque si eres mujer aparentemente dan a entender que no sirves para mucho más.
Y yo que pensaba que lo de encasillar a mujeres como objetos sexuales o amas de casa dado los tiempos que corren debería haber quedado ya atrás... bendita ingenuidad.