Y tras mucho buscar... encuentro, ¡algo repetido!
¿No os suena este anuncio? Lo pregunto porque creo que cualquiera que tenga un bagaje publicitario mínimo tendrá en el recuerdo de la memoria al menos un anuncio de características muy similares.
En este caso el spot es para una marca de cerveza argentina, Quilmes, y la pieza ha sido diseñada por la afamada agencia publicitaria Young & Rubicam. Ha sido poco después de que la campaña se lanzara en las redes sociales, cuando ha comenzado la polémica por las similitudes con los otros dos anuncios que a continuación comento.
En primer lugar tenemos el spot de Amstel, de la agencia española independiente Bap & Conde (con el sexista "Sabemos lo que nos gusta" por slogan), y es que echándole un vistazo rápido, está claro de que la idea de Y&R, muy original, no es...
Además de éste, también hay otro anuncio muy parecido, orientado a un producto diferente eso sí. Fue creado por la agencia inglesa Bartle Bogle Hegarty para para el periódico The Mail on Sunday, en el que hace hincapié en sus dos revistas claramente segmentadas para público femenino (You), y masculino (Live).
¿Y porqué los comento? muy sencillo, porque los tres utilizan la misma idea, esto es, jugar con estereotipos hipertrillados, o lo que es lo mismo, conocidos hasta la saciedad por todos, y exagerarlos aún más, en una batalla de sexos representada en alguno de los casos al más puro estilo épico braveheartiano (The Mail), en la que, al margen de lo violento de la misma (de mayor grado en The Mail, a menor en Quilmes y Amstel), siempre se llega al consenso entre hombres y mujeres.
Mi duda es:
¿Es esto correcto o potencia aún más el conflicto de géneros?
En el caso de Quilmes, ha surgido bastante polémica también en torno a esta última cuestión, pues personalidades como la diputada bonaerense María Elena Naddeo plantean la retirada de este anuncio, ya que consideran la utilización del término "Igualismo"como algo totalmente negativo, y creen que el spot perpetúa las desigualdades entre ambos sexos al mostrar no sólo la lucha entre ambos géneros, sino al continuar remarcando a su vez estos estereotipos que sólo perjudican a la sociedad.
Una vez más:
¿Dónde está el límite entre lo gracioso y lo que no debería ser considerado como tal?




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